martes, 22 de abril de 2014

La tumba

Eh.. Sé que es un relato muy corto pero... no sé me apetecía escribir algo así. Aparte esta basado en una cosa que le pasó a un amigo mio, un hospitalero nuevo que a llegado a Grañón. Bueno espero que no esté tan mal como me parece :D.

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El hombre miró pensativa mente la tierra que poco a poco cubría sus ya entumecidas piernas haciéndole sentir un cosquilleo desde la base de la columna. Nunca volveré a ver a mis hijos pensó, crecerán sin un padre que les quiera, sin alguien que les defienda, que le comprenda… Ya sin poder evitarlo dos solitarias lágrimas trazaron surcos en la mugre que cubría mis mejillas. Solo quería una vida tranquila dijo en voz alta hacia nadie en particular, sin muchos sobresaltos, quizá una sorpresa de vez en cuando, pero al fin y al cabo una vida... El capataz le había dicho cuando me contrató: si te pasa algo toca la campanilla no grites que si no malgastarás  oxígeno. Llevaba cinco malditas horas tocando la puta campanita y nadie había acudido en su ayuda, como mucho un pequeño topo que se había acercado a husmear. Nunca volvería a ver su amada Asturias. Recorrer el campo con sus hijos y su esposa ahora le parecía un lejano sueño que nunca pasó. La cordura se alejaba de su ser mientras que la locura poco a poco se hacia con su mente evadiendo los fogonazos de lucidez que la adrenalina le confería. Extendió los brazos en el reducido espacio que le quedaba y se rió. Se rió del mundo por dejarle morir en su seno, se rió de Dios por dejarle morir, se rió de la vida por abandonarle y se rió de la locura por acogerle.

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